dildo gigante por el culo relato erotico

Aquella misma tarde me acababa de comprar un dildo de gran tamaño en el sex shop que hay al lado de mi trabajo. No veía el momento de llegar a casa y estrenarlo de una vez por todas. Yo era una apasionada del sexo anal, pero no siempre tenía un hombre al lado dispuesto a petarme el culo por detrás. Por eso, a partir de ahora me dedicaría a darme placer a mí misma cuando las ganas apretaran con fuerza y no tuviera ninguna polla disponible a mi alrededor. Aquel trozo de plástico y goma se iba a convertir en uno de mis mejores juguetes sexuales de todos los tiempos.

Nada más llegar a casa cogí unas tijeras y retiré el envoltorio de plástico de aquella polla mastodóntica. Se me caía literalmente la baba al contemplar el tamaño real de aquel cipote de dimensiones descomunales. Desde luego, ningún humano podía tener una polla tan grande como aquella. Y yo, que me consideraba una viciosa en toda regla, sabía que por fin iba a quedarme satisfecha al ser follada a través de mi culito prieto y sediento de placer. Sostuve mi nuevo consolador un momento entre mis manos para admirar así toda su envergadura, nunca mejor dicho. Unas venas recorrían todo su cuerpo de arriba abajo, y sabía que aquellas protuberancias, con el roce ejercido en mi esfínter, me iban a provocar una sensación de placer enorme.

Sin más dilación, empecé a desnudar mi sensual cuerpo hasta quitarme toda la ropa por completo. Me froté aquel pollón entre mis tetas y estimulé los pezones con la punta del cipote. Enseguida se me pusieron duros como una piedra, síntoma inequívoco de que estaba caliente y lista para la acción más trepidante. Cogí un poco de lubricante anal y me lo unté por todo el ano y a lo largo del dildo. Poco a poco, fui metiéndome la punta de aquella polla de plástico en mi culito hambriento. Al principio me costó un poco que me entrara todo aquello debido a su grosor, pero poco a poco fue entrando y dilatando así mi ano. Nunca antes había necesitado tanta estimulación para que me cupiera una polla por el culo, pero puedo garantizados que el esfuerza había valido la pena. Una sensación de placer extremo inundó mi cuerpo, haciéndome estremecer de arriba abajo. Todos mis sentidos se agudizaron y mi piel ardía de deseo ante tal follada anal que me estaba pegando yo solita en mi cuarto.

Cuando ya conseguí meterme un buen trozo de polla, empecé a estimular mi clítoris al mismo tiempo con la mano que me quedaba libre. Ahora sí que estaba servida por ambos lados, multiplicando así la sensación de placer obtenida. No hay palabras en el mundo que puedan describir la sensación de sentirse penetrada por delante y por detrás, os lo puedo asegurar. Cuanto más me metía el consolador por el culo, más me frotaba el coño y más me acercaba al deseado orgasmo. Por fin llegó el momento en el que conseguí correrme de gusto. Mi culito y mi coñito se estrecharon ante tanto placer, mi piel se me erizó y la espalda se me arqueó con aquel subidón que estaba experimentando. He de confesar que incluso gemí como una perra y de manera incontrolada al alcanzar aquel nirvana de placer.

Poco a poco fui recuperando la respiración y calmando mis sentidos. Había sido una masturbación anal maravillosa, y ya estaba deseando repetir la experiencia todas las veces que hicieran falta. Mi imaginación no tenía límites y al meterme aquella polla por el culo, podía pensar en quien me diera la gana follándome por detrás. Seguro que mañana volvía a masturbarme desde la intimidad de mi casa.

Comentarios cachondos

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1 Comentario
  • Juan hace 5 años

    Pues me encantó el relato de esta tía q se masturba el culo con un pollon enorme . Pues q se haga follar de un caballo me encantaría verla y pajearme mirandola