sexo bisexuales relato erotico

Ya estábamos listos para follar todos juntos. Yo era la única mujer del grupo, y dos chicos me acompañaban para disfrutar juntos de un momento de sexo y perversión sin igual. Siempre había tenido como fantasía sexual el hecho de llegar a acostarme con dos hombres al mismo tiempo. Sin embargo, nunca me había atrevido a cumplir esta fantasía hasta el día de hoy. Había conocido a aquellos chicos hacía varios días, y me sorprendió desde un primer momento lo abiertos que eran y lo claro que hablaban. Me contaron al poco de conocernos que eran bisexuales, y que les encantaba follar a saco con cualquiera que se les cruzara por delante.

Yo me quedé algo sorprendida con las palabras de ambos, pero rápidamente me propusieron participar en una de sus fiestas sexuales de vicio y desenfreno. A ellos les iba todo, así que me advirtieron que una vez juntos y desnudos, daríamos rienda suelta a nuestros deseos sexuales y no pondríamos límites de ningún tipo a la hora de practicar el mejor sexo posible. Aquello me terminó de convencer y decidí probar aquella experiencia totalmente nueva para mí. El morbo de la situación cuando la recreaba en mi cabeza me ponía a cien, y no quería desaprovechar la oportunidad de tener sexo con dos hombres al mismo tiempo.

Ahora que estábamos a solas los tres, nos empezamos a desnudar y a besarnos mutuamente al mismo tiempo. Era algo extraño ver como ellos dos disfrutaban tanto con mi cuerpo de mujer, mis enormes tetas rebosantes de erotismo y sensualidad, y mi coñito preparado para la acción sexual más absoluta, como con sus pollas duras y cargadas de leche. Yo estaba extasiada, rodeada de aquellos dos maromos y lista para ser penetrada a saco por ellos. Mi chochito estaba más caliente de lo habitual y pedía guerra desde el minuto número uno. Sin duda, aquella noche de sexo se iba a convertir en uno de los mejores polvos de toda mi vida.

Decidimos tumbarnos sobre la cama y nos colocamos en fila para disfrutar del sexo a tope. Mientras el primero le petaba el culo al segundo, éste me follaba el coño a mí, formando así una hilera de placer increíble que parecía no tener fin. Nuestros cuerpos vibraban con cada movimiento que hacíamos, sumiéndonos en un estado de placer absoluto. Estaban proporcionándome placer sin parar, mientras que yo sabía que el que me follaba le estaban dando lo suyo también. Era una situación tremendamente morbosa y yo estaba formando parte de todo aquello. Estaba tan excitada que no tardé demasiado en empezar a encadenar un orgasmo tras otro, sumiéndome en un estado de placer absoluto.

Finalmente los dos chicos se corrieron. Uno lo hizo dentro de mi coñito, mientras que el otro lo hizo en el culo del primero. Al terminar nos estiramos y empezamos a enrollarnos como si fuéramos adolescentes. Nuestras lenguas se entrelazaban y se juntaban sin parar, sintiendo la humedad y el calor de la lengua del otro. Desde luego, todo apuntaba a que aquel encuentro iba a ser el primero de muchos más.

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